Vibra el celular (no suena porque odio el sonido chirrante de los tonos del celular), un mensaje de texto, "Baja :3". En ese momento mi corazón se reanima y, como impactado por una bala, se dispara a mil; mis pulmones se sumergen en una fiesta, donde el aire es el alcohol y, embriagados, no dejan de emanar aire rápidamente. Entre ese momento y el momento en que lo veo, todo pasa muy rápido y frenético, pareciera que el tiempo se detuviese y comenzará a caminar aprisa sin mover sus agujar y sin modificar ningún aspecto biológico.
Es saltar de la cama al piso, sacarse los anteojos, mirarse al espejo, perfume, tomar abrigo y perfume y despedirse de mí madre/padre.
Salida, tocar el botón del ascensor, tomar el ascensor, ultima vista de apariencia en los espejos. Se abren las puertas. Sé ve luz blanca y sé que en el momento que doble todo cambia.
¡BOOM! disparo al corazón. La fiesta ha acabo en mis pulmones y todos sus invitados repentinamente que quitaron todo el aire. El reloj recobra venganza y toma, toma, como un niño egoísta cada hora, cada minuto, cada segundo que se le ha sido quitado. Los muros se derrumban y ahora son trizas, no hay cielo, no hay infierno. Y mi sonrisa sigue firme, reposada suavemente sobre mis labios, aferrada firmemente sobre mis pómulos.
Es belleza pura, es tranquilidad inocente, es alegría natural. No se pudo personificar tan bien a Eros, como renacido de la antigua Grecia. Podría convertirse en Hades en el momento que desida marcharse de mí y jamás tener valquirias que me acompañen a su encuentro, pero simplemente esta allí. Quieto, sonriendo, cantando y la tierra es tierra, las horas siguen marchando implacables pero tranquilas.
Abro el muro de vidrio que nos separa y me encuentro en sus brazos, siempre acompañados de un "te amo" pero el casi nunca me escucha porque sus oídos se encuentran ocupados en la música. En ese momento el leyó mi cuerpo y me dice "te amo" con una gesto tanto en sus labios como en sus ojos.
Siempre fui de las personas que cree que no existe amor sin haber conocido el odio. Y lo eh experimentado, tanto de una forma obsesiva como en una forma de sufrimiento, por eso puedo decir que siento amor. Ese amor que embriaga, que da paz, tranquilidad, nada importa, solo ese instante.
Cuando termina el día solo nuestros corazones podrán decir lo que sentimos, solo nuestras almas podrán revelarnos la autenticidad de nuestros sentimientos. Y, en ese momento que yo lo sostenía en mis brazos y observaba sus cabellos enmarañados, sus pálidas manos y su perfume. Supe que no quería que eso terminase, jamás.
sábado, 29 de mayo de 2010
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