Sentía como si el corazón se caía en
pedasos, como cuando uno ve un cristal pisado, cae en
pedasos grandes, pequeños y polvo de cristal. Sentía dolor, y las
lágrimas comenzaron a rodar. Entre lágrima y lágrima el dolor se
hizo más intenso hasta adormecerme.
Me
desperté y la mañana era gris,
aunque el sol seguía brillando.
Aunque habían pequeñas gotas de luz, de esperanza. Me prometiste volver con una sonrisa en tu rostro,
entones te espero.
"Ella gritaba, lloraba
parecía que su mundo se había destruido, que había perdido hasta su cordura. Lo que en esos meses era lo único que le quedaba.
Simplemente, todos los días la veía sentada, dentro de su casa. Las
cortinas estaban ladeadas, son de encaje amarillento por los años. Jamás
vi otra
expresión en su rostro, hasta ahora. Siempre estaba escribiendo con una pluma dorada, sus facciones duras, pero bellas, como las de un ángel. Por las tardes salía a regar las plantas y yo solo la observaba. Ella me miraba y en sus ojos podía ver dolor.
Una vez me la cruce en la plaza. Estaba sentada, con un vestido azul muy liviano, por el clima
cálido. Estaba sentada, nada más. Miraba los árboles de cerezo. Me
senté junto a ella sin hacer ruido y nuevamente volvimos a cruzar miradas.
-¿por qué te
obsecionas conmigo? Siempre te veo
observandome.
-me intriga saber donde has dejado tus
sentimientos.
-eh olvidado como sentir...
y luego se fue...
cuando la
volví a ver ella lloraba, gritaba. Me acerque a preguntarle que le pasaba y la única respuesta que obtuve fue...
- lloro y grito, si, pero no es de dolor, no es de dolor. Y
aunque lo fuese
seguiría llorando, riendo y pataleando. AL FIN, AL FIN!!
ha vuelto, al fin me
ha devuelto mis
sentimientos."